Sofía no quería que por su culpa Camilo se viera afectado, por otro lado Joaquín no quería que Sofía siguiera frecuentando a Camilo y los quería lejos el uno del otro. Ninguno de los dos daba su brazo a torcer. Permanecieron así por más de una semana, tiempo en el cual ni Camilo, ni Laura ni Isabella supieron nada de la familia Sáenz. Los teléfonos estaban apagados, no permitían visitas en la casa y en los consultorios cada uno había cancelado su agenda.
Para Camilo esta situación fue normal, ya que conocía las verdaderas causas de su aislamiento. Para Laura fue extraño y repentino sin embargo ella conocía a Joaquín de mucho años atras y sabía que esa fue la misma actitud que tomó cuando murió su esposa, con la diferencia que estuvo aislado por más de 10 meses. Para quien esta situación de verdad era extraña, era para Isabella, pues desde el día que había visto a Laura salir de su consultorio no había vuelto a hablar con Joaquín, así que no había tenido oportunidad de preguntar qué estaba sucediendo.
Joaquín era un señor muy a la antigua, y al perder a su esposa su hija, su única familia, se convirtió en lo más importante, así que cada que tenían un problema se tomaban el tiempo para resolverlo juntos y aislados de los demás, pues pensaba que cuando los demás notan los cambios de ánimo siempre quieren solucionar sus problemas a través de los problemas de los demás. Era un poco hermético con respecto a su familia. Sin embargo esto aún no lo conocía Isabella y pasada una semana decidió ir a visitar a Joaquín aun sin ser presentada formalmente con Sofía. Para su sorpresa quien abrió la puerta fue Joaquín quien se veía un poco demacrado y abatido, pero con dos maletas de viaje grandes en cada mano. Por supuesto y como era de esperarse, no fue bien recibida como ella lo suponía, creía que después de tanto tiempo sin verse él estaría feliz, sin embargo Joaquín se molestó mucho al verla en el pórtico de su casa, sin avisar y aún más sin que Sofía supiera quien era ella.
De inmediato Joaquín llamó a uno de sus choferes dándole la orden de que llevaran a la joven a su apartamento, sin razones Isabella se vio obligada a salir y obedecer. Pero esto para ella no fue suficiente. Aún tenía esa corazonada que no la había dejado dormir desde aquella tarde en el consultorio.
Cuando Isabella se disponia a irse, vio como Joaquín montaba en su auto las maletas sin alcanzar a ver con quien viajaba, solo pudo ver que era una joven y que Joaquín la abrazaba con mucho cariño.
Esta joven era Sofía, quien después de tanto tiempo encerrada y discutiendo con su padre había llegado a un acuerdo en donde ella se iría del país a terminar su especialización siempre y cuando él se comprometiera a ayudar a Camilo a terminar su proyecto. A Joaquín no le quedaba otro remedio más que aceptar, pues conocía el carácter de su hija y no era muy lejos de ser un espejo de él mismo.